La violencia de género es una de los problemas más graves y persistentes de nuestra sociedad, y preocupa especialmente porque aparece en edades cada vez más tempranas, muchas veces ya desde la adolescencia.
Por Mamen Teijido, psicóloga, docente y agente de igualdad.
Esta etapa de la vida, marcada por la construcción de la identidad y las primeras experiencias afectivas y relacionales, es también un momento de vulnerabilidades donde pueden surgir conductas de control, celos, acoso o manipulación emocional que con el tiempo pueden consolidarse como formas de relación normalizadas.
Los centros educativos tenemos un papel fundamental en la prevención de esta violencia y la colaboración con la Policía Local se ha convertido desde hace tiempo, en una herramienta muy eficaz para reforzar los mensajes, sensibilizar al alumnado y ofrecer recursos de apoyo accesibles y cercanos.
La Policía Local tiene un papel clave en esta prevención, ya que su cercanía a la comunidad y el conocimiento del entorno la sitúan en una posición privilegiada para actuar a través de esas intervenciones educativas en los centros; las charlas, talleres y actividades que desarrollan permiten sensibilizar al alumnado, identificar señales de riesgo y generar un espacio de diálogo y confianza. En estas actividades se aporta un punto de vista diferente pero complementario al que podemos aportar las y los docentes, exponiendo cómo reconocer conductas de control, acoso, o violencia digital, cuáles son los protocolos de denuncia y apoyo, cuándo y cómo acudir a la policía, servicios de atención a víctimas, etc.
El objetivo tiene que ser intervenir anticipándonos de forma conjunta (policía local y equipos educativos) a la aparición de esa violencia de género, acercándonos al alumnado desde el respeto, la escucha activa y una perspectiva educativa. Es necesario hablar y educar sobre el consentimiento, gestión emocional, redes sociales, violencia digital, relaciones sanas y autoestima. Es importante realizar esta labor con cercanía, no desde la imposición para que las y los jóvenes sientan que pueden confiar en la Policía Local como aliada y referente, no solo como una figura de autoridad y castigo, con una única función punitiva.
El establecimiento de canales fluidos de comunicación entre policía local, profesorado, equipos de orientación y familias puede facilitar la detección de conductas de riesgo en los adolescentes y potenciar una respuesta más efectiva ante posibles situaciones de violencia de género, contribuyendo así a una prevención integral y coordinada. La Policía Local debe seguir asumiendo con responsabilidad este rol, convencida de que la prevención desde las aulas es una de las herramientas más poderosas para erradicar la violencia de género desde sus raíces, fortalecer la confianza de los más jóvenes, mejorar la convivencia y empoderar a las nuevas generaciones.
Pero para alcanzar esta meta, es fundamental la preparación de las y los agentes en adolescencia, perspectiva de género, comunicación y prevención primaria. También es necesario adaptar los contenidos a la diversidad cultural y lingüística del alumnado, respetar su confidencialidad y evitar toda forma de estigmatización, y después de las actividades establecer indicadores para medir impactos mediante indicadores simples: cambios en actitudes, reducción de comportamientos de riesgo, y satisfacción de estudiantes y docentes.
Creo firmemente que trabajar desde la prevención y la educación es una inversión en futuro; empoderar a las y los adolescentes para que reconozcan y enfrenten la violencia de género es apostar por una sociedad más igualitaria, segura y justa, y ese es el reto y el compromiso de la Policía Local con los equipos educativos.















