Emociones disparadas, voces entrecortadas, lágrimas y una mezcla de alivio, dolor, rabia y solicitud de justicia. Es lo que se ha vivido este martes por la tarde en el Teatro Xesc Forteza de Palma de Mallorca durante la presentación del libro ‘Caso Cursach: cartas y emociones de policías inocentes’. El volumen, escrito por Ramon Mulet y Caty Pons, recoge cartas de algunos de los 25 agentes de la Policía Local de Palma mientras estaban en la cárcel y que enviaban a sus familiares y confidentes más directos y que muestran el sufrimiento de quienes después de años juzgados profesional, personal y socialmente, resultaron ser inocentes.
El acto logró llenar casi por completo la sala con los policías que sufrieron de primera mano las consecuencias de la investigación por la que, en un principio, se imputó a 75 agentes de la Policía Local de Palma. 25 de ellos acabaron en prisión varios años, acusados de una supuesta trama de corrupción generalizada en el cuerpo a cambio de beneficios para los empresarios Bartolomé Cursach y Bartolomé Sbert , quienes también acabaron encarcelados. Sin embargo, el caso, que se inició en 2016, terminó el año pasado con la absolución de todos ellos y la condena de 9 años de cárcel para el propio juez -Manuel Penalva- y el fiscal -Miguel Ángel Subirán-.
Detalles judiciales al margen, lo que se ha percibido este martes y de lo que, precisamente, trata de dar cuenta el libro es el dolor causado a los policías locales, acusados falsamente -según sentencia judicial-. En palabras de uno de los autores, Ramon Mulet, «habla de las emociones que generaron todo este caso». Emociones que ha vivido él mismo. Según confesaba públicamente durante la presentación, el estallido de la polémica, basada en acusaciones falsas, provocó un terremoto y una oleada de miedo y sentimiento de impotencia entre la Policía Local, que le llevó a causar una baja de ocho meses por depresión.
Habiendo salido a la luz finalmente la verdad y en honor a la promesa que le hizo a Biel Torres (uno de los policías encarcelados) una semana antes de fallecer, ha publicado los testimonios del sufrimiento del colectivo.
Emociones a flor de piel
De los momentos más emotivos del encuentro entre las víctimas, socialmente repudiadas durante años en la Isla, ha destacado la enorme ovación a la que se ha rendido el público, en agradecimiento a los dos investigadores que desde Madrid desentrañaron los delitos cometidos por el juez y fiscal. Los asistentes también se han levantado aplaudiendo al policía local Rafael Puigròs, quien pasó más de tres años en prisión, y quien, desde el fondo de la sala, no ha podido evitar las lágrimas en más de una ocasión. Han tomado el micrófono, relatando experiencias personales, familiares, compañeros del Cuerpo, los propios protagonistas…
Críticas al alcalde que abandonó a sus policías
En las múltiples intervenciones, la mayoría ha exigido justicia y depurar responsabilidades más allá de Penalva y Subirán. Se ha señalado a responsables políticos, entre ellos, el que fuera alcalde de Palma y autoridad máxima del Cuerpo durante la mayor parte del procedimiento judicial, José Hila. Han denunciado haberse sentido abandonados y acusan la falta de una disculpa pública por su parte por haberles señalado como culpables.
También se ha recordado el juicio social al que se vieron expuestos policías, empresarios, compañeros y familiares, al publicar algunos medios de comunicación imágenes y nombres de los acusados.
Entre el perdón y el resentimiento
Durante todo el acto no han dejado de estar latentes, a flor de piel, la rabia, el dolor, el sentimiento de injusticia, la tristeza y el enfado. Las heridas siguen muy abiertas, pese a los años transcurridos y la exculpación final. Perdón, odio y exigencia de responsabilidades «hasta el final» han sido una constante en el acto. Hay quienes prefieren pasar página. Otros se han mostrado incapaces de olvidar el trágico periplo. Cada cual elegirá su camino. Pero queda a partir de este martes un libro para, en todo caso, no olvidar nunca lo que trascenderá como uno de los episodios más oscuros de la historia reciente de Mallorca. «Para que, al menos, aprendamos y no vuelva a ocurrir algo así», lamentan.