Sara Sánchez es la oficial de esta unidad especializada de la Policía Local de Salamanca y es uno de los elementos esenciales en la atención integral que da el Ayuntamiento a las víctimas de la violencia de género, junto al Centro (Municipal) de Información y Asesoramiento a la Mujer (CIAM).
Cuando una mujer hace su denuncia y la Policía Local adopta las decisiones que corresponden en el ejercicio de sus competencias, desde el Grupo 4-M es derivada al CIAM, para que reciba apoyo psicológico, social y jurídico lo antes posible. Pero, incluso en el caso de que no se interponga la denuncia, se les ofrece esa derivación, para que puedan comenzar a salir de la situación que victimización que están viviendo.
Y esa colaboración es bidireccional en el ámbito municipal: las trabajadoras del CIAM también derivan casos a la Policía Local, cuando las víctimas ya están preparadas para formalizar una denuncia.
Sara Sánchez, en declaraciones al diario El Español de Castilla y León, señala el aumento de casos y la falta de recursos como los mayores retos que tiene que afrontar la Policía Local: “Necesitamos más efectivos y presupuesto. La violencia de género no disminuye y hay sectores que intentan negarla, lo que añade más barreras a nuestra labor”.
Sin embargo, resalta un cambio positivo: “Las víctimas confían más en nosotros porque perciben que estamos formados y que trabajamos con empatía y profesionalidad. Eso marca una gran diferencia”.
Sara considera que «La violencia de género es devastadora; de lo físico a lo psicológico. Muchas mujeres no denuncian por miedo o porque han llegado a normalizar lo que están viviendo. Mi mensaje para ellas es claro: no están solas», responde. Hay recursos y personas que quieren ayudarles a salir de esa situación, sean cuales sean sus circunstancias. “Denunciar es difícil, pero es el primer paso hacia una vida mejor, y nosotros estamos aquí para acompañarlas en todo el proceso”, afirma.
Talleres de autodefensa
Un punto clave en la prevención son los talleres de autodefensa, que según Sánchez tienen un gran impacto en la autoestima de las participantes. «Las víctimas aprenden técnicas sencillas, pero efectivas, que les dan seguridad ante posibles situaciones de peligro. Además, sirven para reforzar su confianza y sentir que tienen control sobre su propia protección», detalla.
Sin embargo, también cree que la prevención requiere un esfuerzo más amplio, sobre todo en las generaciones más jóvenes. “Es preocupante ver que los casos entre adolescentes están aumentando. Nos queda mucho trabajo por hacer, especialmente en materia de educación. Necesitamos que la igualdad y el respeto formen parte de los valores que se inculcan desde Primaria y Secundaria. Solamente así podremos romper con patrones de violencia que se perpetúan”.
La misión del Grupo 4-M
La oficial concluye destacando el compromiso del Grupo 4M, una unidad con décadas de historia en Salamanca y en el conjunto de las Policías Locales Españolas: “Somos un servicio especializado que se adapta a las necesidades de la sociedad. Queremos que las mujeres sepan que no están solas y que siempre habrá alguien dispuesto a ayudarles a dar ese primer paso hacia una vida mejor”.
Aunque también hubo otras Policías Locales, como las de Vitoria, en Euskadi, o las de San Fernando de Henares y Fuenlabrada, en la Comunidad de Madrid, que también recorrieron ese camino a mediados en los años 90 de pasado siglo (mucho antes de la promulgación de la Ley Integral contra la Violencia de Género), es justo recordar que la unidad especializada de la Policía Local de Salamanca fue la pionera en las Policías Locales y, aún más, en todos los servicios policiales españoles.