Agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Cáceres han investigado a un hombre de 22 años como presunto autor de un delito contra el patrimonio histórico, al ser sorprendido expoliando en los entornos colindantes a los yacimientos arqueológico de ‘El Mirador’ y de ‘Puente de Fuente Concejo’, dentro del término municipal de Cáceres, en los que realizó 11 prospecciones.
Los hechos ocurrieron el pasado día 22 de septiembre cuando un agente del Seprona, que contó con el apoyo de un agente de la Policía Local de Cáceres, recibió un aviso que indicaba que un hombre provisto de un detector de metales y de herramientas para excavar, se encontraba actuando en un entorno de los extrarradios de la localidad de Cáceres, por lo que ambos agentes se desplazaron hasta el lugar para corroborar los hechos.
Al llegar al lugar, observaron a un hombre «equipado con diferentes elementos utilizados para el expolio arqueológico, el cual se hallaba en la zona realizando diversas excavaciones», y le sorprendieron ‘in fraganti’ justo en el momento que «practicaba una remoción del terreno y recogía un efecto que, posteriormente, introdujo en una bolsa para después continuar batiendo el terreno con un aparato detector de metales».
Tras solicitarle la autorización para realizar dicha actividad y comprobar que carecía de ella, le aprehendieron tanto los medios empleados para la detección de metales, como las herramientas utilizadas para la remoción del terreno y las piezas que portaba el supuesto autor del hecho delictivo.
La valoración de daños del expolio, emitida por la Unidad de Protección del Patrimonio Cultural de la Dirección General de Bibliotecas, Museos y Patrimonio Cultural de la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura, en el que se localizaron 11 prospecciones, alcanza un valor superior a los 12.000 euros.
Por este motivo, la Guardia Civil ha investigado al presunto responsable de estos hechos como presunto autor de un delito contra el Patrimonio Histórico.
Según la Guardia Civil, en los últimos años se ha detectado una proliferación del número de personas dedicadas a la búsqueda de restos del Patrimonio Histórico mediante detectores de metales «cada vez más sofisticados, dedicándose a expoliar estos restos, ubicados tanto en yacimientos arqueológicos inventariados como en otros que todavía no lo están».