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Si vas a conducir, ¡Cuidado con estos medicamentos!

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Seguridad vial
Subimos al coche, nos abrochamos el cinturón, encendemos el motor… pero pocas veces nos preguntamos si el medicamento que acabamos de tomar podría poner en riesgo nuestra seguridad. Sin embargo, hasta el 5% de los accidentes de tráfico está relacionado con el consumo de fármacos, según diversos estudios en seguridad vial. Lo preocupante es que una gran parte de la población desconoce este peligro.

Conducir requiere atención plena, reflejos, buena percepción del entorno y capacidad para reaccionar con rapidez. Sin embargo, numerosos medicamentos comunes pueden alterar estas capacidades, incluso cuando se usan correctamente y bajo prescripción médica.

¿Qué puede causar un medicamento al volante?

Algunos de los efectos secundarios más frecuentes que interfieren con la conducción son:

  • Somnolencia o cansancio extremo
  • Menor velocidad de reacción y reflejos
  • Dificultad para concentrarse
  • Visión borrosa o doble
  • Alteración de la percepción de distancias y del entorno
  • Sensación de mareo o vértigo
  • Problemas de coordinación motora
  • Reducción de la capacidad auditiva o visual

Se trata de efectos que, en el hogar, pueden parecer asumibles… pero al volante pueden convertirse en un riesgo mortal.

El símbolo que muchos pasan por alto

La normativa obliga a que los medicamentos que pueden afectar a la conducción incluyan en su envase un símbolo de advertencia: un coche dentro de un triángulo rojo.

Este icono significa que el usuario debe extremar la precaución, informar a su médico si conduce y leer detenidamente el prospecto.

Lo alarmante es que 1 de cada 4 medicamentos comercializados puede disminuir la capacidad para conducir. Es decir, no hablamos de casos aislados ni de fármacos “fuertes”, sino de productos muy habituales, incluidos antiestamínicos para alergias, jarabes antigripales o ciertos analgésicos.

¿Cuáles son los medicamentos que más afectan?

En la tabla que aparece a continuación figuran los principales grupos de medicamentos que pueden interferir con la conducción y algunos ejemplos representativos

Grupo     Uso habitual Ejemplos Posible efecto al volante
Hipnóticos Insomnio Zolpidem Somnolencia, desorientación
Ansiolíticos Ansiedad Diazepam, lorazepam Reflejos lentos, sedación
Antidepresivos Depresión Fluoxetina, sertralina Visión borrosa, cansancio
Antigripales Gripe, resfriado Clorfenamina, dextrometorfano Somnolencia, confusión
Analgésicos opioides Dolor intenso Codeína, morfina Sedación, alteración sensorial
Antihistamínicos Alergias Cetirizina, prometazina Sueño, lentitud mental
Antiepilépticos Epilepsia Valproato Menor coordinación, visión doble
Parkinson Síntomas motores Levodopa Somnolencia, alucinaciones
Antipsicóticos Esquizofrenia, bipolaridad Risperidona Disminución de reflejos y percepción

Dato clave: La mezcla de fármacos multiplica los efectos secundarios. Si además se combina con alcohol, el riesgo se dispara.

 Lo que dice la evidencia

  • Según estudios, informar correctamente al paciente sobre los efectos del medicamento en la conducción puede reducir hasta un 45% la tasa de accidentes anuales.
  • El riesgo de accidente aumenta notablemente en las primeras semanas de iniciar tratamiento, o cuando se modifica la dosis.
  • Las personas mayores, polimedicadas, son el grupo más vulnerable, pero no el único: jóvenes que toman ansiolíticos, antidepresivos o antihistamínicos también están en riesgo.

 Consejos para una conducción segura bajo tratamiento

  • No te automediques. Lo que funciona para otro puede ser peligroso para ti.
  • Consulta siempre a tu médico o farmacéutico si conduces regularmente.
  • Lee el prospecto antes de conducir. No lo dejes para “luego”.
  • Evita el alcohol. Incluso pequeñas cantidades generan un cóctel muy peligroso con muchos fármacos.
  • Si notas efectos como somnolencia o visión borrosa… no conduzcas. Espera o cambia tus planes.
  • En tratamientos puntuales, intenta no conducir en las primeras 48-72 horas.

Conducir es una actividad compleja y exigente. Tu seguridad —y la de quienes comparten la carretera contigo— depende también de estar informado y tomar decisiones responsables. Un comprimido puede salvar tu salud, pero mal gestionado puede poner en riesgo tu vida al volante.

La prevención comienza en algo tan sencillo como preguntar, leer y ser consciente.

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