La autopsia definitiva de Abderrahim El Akkouh, el vecino de Torrejón de Ardoz que murió en el transcurso de la inmovilización que le realizó un policía municipal de Madrid el pasado 7 de junio, confirma su muerte por “asfixia por compresión torácica y/o presa cervical con etiología homicida”, según han informado varios medios de comunicación.
La autopsia certifica como única causa posible de la muerte la asfixia por compresión torácica, es decir: la imposibilidad de que Abderrahim pudiera respirar, al comprimirle el pecho y por tanto no poder expandir los pulmones. Asimismo, recoge la posibilidad de que fuera víctima de una presa cervical, es decir, una maniobra de estrangulamiento del cuello que impide la entrada de aire y circulación sanguínea hacia el cerebro.
Por último, la autopsia especifica que el cuerpo presentaba etiología homicida, en referencia a que la causa de la muerte no fue accidental ni natural.
Según Rubén Vaquero, uno de los abogados de la familia de la víctima, esto certifica que «lo que ocurrió aquella noche hay que tratarlo como un asesinato y no como un homicidio imprudente». El abogado ha declarado que pedirá que el agente policial ingrese en prisión preventiva, un extremo que también apoya la Fiscalía.
Sin embargo, el Ministerio Público se opone a que el agente jubilado que ayudó al primero a retener a Abderrahim pase a estar investigado en la causa, donde ahora figura como testigo, aunque así lo demande el equipo legal de la familia El Akkouh.
















