Según la información difundida por la Federación de Servicios a la Ciudadanía del sindicato CC.OO., delegados y delegadas de la Confederación Europea de Policías – EuroCOP han participado en una ponencia sobre salud mental en los cuerpos policiales, en el marco de la celebración del comité de primavera que se celebra en la ciudad de Rodas (Grecia).
Un tema tabú, el de la salud mental, que siempre ha existido, pero que solamente desde hace un tiempo se ha puesto encima de la mesa para abordarlo de manera seria. Los ponentes, Karen Jerram y Adam Getty, de la Police Care United Kingdom, una organización benéfica para oficiales de policía en servicio y veteranos, personal, voluntarios y sus familias que hayan sufrido algún daño físico o psicológico como resultado de su trabajo policial.
Y es que la profesión policial tiene un precio muy alto en la salud mental de muchos y muchas policías. La atención a los policías ha experimentado un notable cambio desde 2019; hasta ese año, las intervenciones sanitarias hacia los policías se ceñían de manera mayoritaria a problemas físicos. Sin embargo, tras la pandemia de la Covid-19, los daños físicos se han tornado de menor intensidad, o, por lo menos, no han crecido, aumentando de manera exponencial las intervenciones en salud mental y estrés postraumático.
Durante 2024 se produjeron un total de 55.954 ataques a agentes en el Reino Unido, que suponen 137 ataques al día, y 1 ataque cada 10 minutos. Ataques que, en muchas ocasiones, derivan en estrés mental, en el que el mayor de los riesgos es el suicidio, y que en los agentes policiales presenta una prevalencia de hasta tres veces superior a la del resto de la población. Un 20% de los agentes presentan estrés postraumático, aun sin saberlo. De hecho, sólo un tercio de éstos son conscientes de que están afectados por problemas de salud mental en su vida profesional y, por extensión, personal. Además, los problemas más serios a los que se enfrentan los y las policías suelen aparecer en los primeros años de profesión.
El estrés postraumático en la ciudadanía se sitúa entre el 1,1% y el 3,5%; en los servicios de emergencia sube hasta el 29%. El estigma de la salud mental como símbolo de debilidad está ya obsoleto. La vergüenza o el pudor a reconocer la necesidad de pedir ayuda, debe dar paso a un programa ambicioso de cuidados y prevención de la calidad de vida mental de los policías y las policías en Europa. Lo normal es verse afectado mental y personalmente por las tragedias y las situaciones a las que se enfrentan los agentes: lo anormal sería no verse afectado. La salud mental debe estar entre las prioridades de los sindicatos y de todos los cuerpos policiales.
