Ayer se cumplieron 170 años de la creación de la Policía Local de Murcia. Los orígenes de este Servicio se remontan al reinado de Isabel II, siendo alcalde de la ciudad José Monnasot Torres, cuando el Ayuntamiento aprobó la creación de la Guardia Municipal de Murcia, el 19 de agosto de 1854, integrada en aquel entonces por 14 miembros: un sargento, un cabo y 12 guardias.
Entre las funciones que desempeñaban en esta primera etapa destacan las relacionadas con el cumplimiento de la normativa municipal, persecución de rateros, inspección y control de actividades fraudulentas en mercados, venta de productos adulterados o en mal estado, vigilancia de las normas de circulación en los vehículos de tracción animal de la época y el auxilio a la población en casos de catástrofes y epidemias.
La Guardia Municipal de Murcia, denominada así en la época de su creación, «contribuyó de forma fundamental no sólo al cumplimiento de las normas municipales» sino que también mostró su verdadera vocación de servicio público a la ciudadanía en situaciones de emergencia social, como la lucha contra la epidemia del cólera que se llevó ciento de vidas, entre ellas, la de su jefe, el sargento Mariano Manzano.
La riada de Santa Teresa
La mayor catástrofe a la que el Cuerpo de la Policía de Murcia tuvo que hacer frente fue la trágica riada de Santa Teresa del 15 octubre de 1879, que arrasó el Valle del Guadalentín, y toda la Vega del Segura. La inundación dejó más de mil muertos: 761 en Murcia, 300 en Orihuela, 13 en Lorca, dos en Librilla y uno en Cieza. Se calcula que más de 5.700 viviendas y barracas fueron completamente destruidas en Murcia y Lorca y que murieron más de 22.400 animales.
Ya durante el siglo XX, la ciudad experimenta un notable crecimiento, lo que conllevó a su vez un aumento del tráfico rodado y de las funciones de la Guardia Municipal. Eso obligó a incrementar el número de efectivos para dar una respuesta eficaz a la creciente complejidad de los desafíos. La ampliación de la plantilla permitió mantener una presencia constante en las calles, mejorar los tiempos de respuesta y garantizar una cobertura en toda la ciudad. Al aumento de la plantilla se le sumaría con los años la creación de la sección de bicicletas (1940) y más tarde la sección motorizada (1950) «buque insignia del Cuerpo durante muchos años», recuerdan desde la Policía Local. Con el nacimiento de la democracia llegarían otros importantes avances en la profesionalización de la plantilla.
En la actualidad, la Policía Local ha continuado evolucionando creando nuevas unidades que le han permitido adaptarse a los problemas emergentes. En la actualidad cuenta con tres divisiones: la División de Proximidad, que cuenta con la conocida como Policía de Barrio cuya misión es ofrecer un servicio más directo y cercano al ciudadano. También está la División de Coordinación, que integra la sala del 092 y el Servicio de Atención y Relación con el Ciudadano (con dos unidas móviles y el parque infantil de tráfico).
Por último encontramos la División de Servicios Centrales , la más numerosa y con más vertientes. Aquí se incluye la Patrulla Ecológica (para la protección del medio natural), el Grupo Especial de Seguridad Ciudadana, con material y medios específicos para garantizar el orden y proteger el espacio público, el Equipo de Protección y Atención a la Familia, la Unidad de Medios Aéreos, (dotada con drones) y la reciente Unidad de Caballería. Además de estos grupos, la organización también cuenta con un equipo antigrafitis y es parte del Servicio de Emergencias y Acción Social.