A ojos de los demás puede que sí, porque la disposición a la ayuda y al servicio que engalana nuestra profesión como policías parece que forjan un escudo de resolución a cualquier situación que se nos presente, pero debajo del uniforme todos somos iguales.
Demelsa Cabeza –psicóloga clínica-. Puede que la sociedad tenga algunos estereotipos con respecto a la profesión policial, como pensar que somos el título de este artículo. Y más que un halago, esto puede que sea una carga más a un trabajo bien repleto de estrés. Pero, y nosotros, ¿tenemos también ese estereotipo?
Dos de las principales cualidades que la mayoría de agentes adoptan son la autosuficiencia y el perfeccionismo. Podemos llegar a creer que hemos de ser capaces de saber manejar cualquier situación por nosotros mismos o con un mínimo de ayuda, o que un largo historial de éxitos puede ser anulado por un solo error. Este sentido del deber y realizar lo correcto, deja poco margen para aceptar el error, y estas creencias pueden desembocar en episodios de sentimientos abrumadores, frustración, ansiedad, depresión… y que junto con las resistencias para pedir ayuda puede enrocar un círculo vicioso, porque ¿ocultamos el malestar porque seguimos viendo una debilidad el estar de baja psicológica pensando que nos van a señalar?
Los miembros de las FCS estamos preparados, sí, somos profesionales, sí, pero no somos súper héroes, básicamente como todo el mundo vaya. Pero el peligro de mantener esta etiqueta en una profesión con tanto estrés como la nuestra es que puede levantar un muro al mayor salvavidas que tenemos, la petición de ayuda.
Muchos compañeros y compañeras, bajo el manto de este prejuicio, no solicitan la ayuda necesaria para solventar los problemas o las circunstancias adversas que estén viviendo ya sea en su vida profesional o personal, y eso no hace más que enquistar la situación y el sufrimiento.
En la actualidad, por fin se van rompiendo los estigmas y se habla de salud mental como de cualquier otro tema. Acudir al psicólogo para que nos ayude lo vamos entendiendo con la misma normalidad que ir al dentista si tenemos una caries, o para una simple revisión para ver que todo va bien y pedir alguna orientación para que siga bien. Acudir a un profesional de la psicología, otros que también han tenido que romper su estereotipo de “loqueros”, lo no que ha hecho otra cosa más que sembrar estigmas para que la población haya tardado tanto en normalizar esta profesión porque, ¿qué van a pensar los demás si voy al loquero?, pues que estoy loco, ¿no? Nada más lejos de la realidad, el psicólogo no solo te ayuda si estás atravesando alguna situación complicada, sino que puede enseñarte a liberar la carga diaria o el recuerdo de alguna vivencia impactante. Incluso también te guía en el proceso de desarrollo personal mostrándote el gran potencial que hay dentro de cada uno de nosotros, ayudándote a transformar tu vida en aquella experiencia que realmente quieres vivir antes de que esto se acabe. Como a mí me ayudó, lo que sirve se comparte, aunque sea como reflexión de sus palabras y explicaciones sobre el ser humano en su cuenta de Instagram Demelsa.psico. Es una profesional con una larga trayectoria y además con experiencia en FCS, por lo que entiende perfectamente los avatares que atravesamos y las peculiaridades de nuestra profesión.
Porque es así, nuestro día a día puede enmarcarse en la tensión, la exposición a la violencia, dificultades de conciliación, la falta de cooperación, la sensación de haber perdido autoridad, exigencias de los superiores… unido a cualquier problema personal que tiene todo hijo de vecino, e incluso en algunos casos hablamos de acoso o suicidio. Cualquier persona puede sentir estrés, ansiedad y depresión, el caso es atajarlo, porque sus consecuencias no solo repercuten en nuestra salud mental sino también en la física debilitando nuestro sistema inmune, lo que sin lugar a duda afecta a nuestra calidad de vida. Y no permitas que te digan que sabías a lo que venías, que entonces no haberte metido a policía, no, porque eso avergüenza tu derecho a pedir ayuda, y vergüenza es robar, no el querer estar bien o mejorar tu vida.
Y tú, ¿sobrepiensas mucho o tienes mucho ruido mental? ¿te has parado alguna vez a escuchar cómo te hablas? Quizá te juzgas, eres muy duro contigo mismo, te haces de menos, eres compasivo con los demás, pero contigo muy exigente, o incluso, al contrario. Cómo te sientes normalmente, ¿eres feliz?, ¿sueles estar enfadado, irritable, tienes ansiedad, te muestras autoritario o saltas a la primera? Cuando entendemos cómo funciona nuestra mente nuestra vida puede transformarse en todos sus ámbitos. Aprende que tus pensamientos se convierten en emociones y ello marca tu comportamiento, creando así tu realidad. La atención a nuestro diálogo interno es una técnica muy eficaz para nuestro autocuidado, así como aprender sobre regulación emocional y otras tantas herramientas que pueden ayudarnos no solo a lidiar con las circunstancias adversas, sino a ser conscientes del verdadero potencial que reside en cada uno de nosotros para tener la vida que queremos.
La salud mental es un estado de bienestar que nos permite hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas nuestras habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente, por lo que, sin duda, es una prioridad en nuestra vida. La importancia de los autocuidados en algunas profesiones es de vital importancia y la nuestra es una de ellas.
Eres un o una profesional, no un superhéroe o superheroína.
Haz bien tu servicio como profesional que eres. Aquello que te gusta, hazlo más. Cuídate. Desconecta. Sonríe. Y sal a vivir.