Los policías municipales que gestionaron una queja por los ladridos molestos de un perro recomendaron a su dueño un listado de adiestradores. Así, lograron que los vecinos en conflicto no terminaran en un juzgado.
En este caso los policías que intervinieron solo necesitaron una reunión. “La teoría dice que si en un máximo de cinco reuniones, no se consigue llegar a un acuerdo, es que ese pacto amigable quizá no existe”, explica el agente Iñigo Pelarda. Policía Comunitario en el barrio del Ensanche que llevaba tratando de resolver el conflicto desde el pasado mes de abril. Meses de trabajo, ideas, propuestas y planteamientos que, por fin, han dado resultado gracias a este nuevo recurso que ofrece la Policía Municipal.
Todo comenzó con los ladridos de un perro. El animal, muy territorial, generaba disturbios cada vez que accedía al portal, además de en su propio domicilio. “Al ser un edificio de reverberación elevada, los ladridos se escuchaban bastante”, refleja el agente.
Dada la experiencia, tildada de “muy positiva” por los agentes de campo, lo cierto es que mediación es la última bala. “Si el conflicto sube mucho en lo que nosotros llamamos escalada, en este caso, con insultos de por medio, es momento de dar un paso más”, cuenta Iñigo. Es por ello que, con esa voluntad de entenderse, solamente se necesitó de una sesión.
¿La solución? Poner al propietario de la mascota con un listado de adiestradores del Gobierno de Navarra para que mejorar el comportamiento del animal. “La colaboración con el área de Zoonosis del Ayuntamiento de Pamplona fue esencial”, admiten.