A poco más de un mes para que la baliza V16 conectada se convierta en el único dispositivo legal de preseñalización de emergencias en carretera —a partir del 1 de enero de 2026—, la Dirección General de Tráfico ha decidido poner freno a una ola de desinformación que, durante semanas, ha circulado por redes sociales y ciertos medios que han priorizado impacto sobre rigor. Para ello, la DGT publicó el 25 de noviembre una nota de prensa en la que aclara dudas, desmonta bulos y recuerda el objetivo real de esta tecnología: salvar vidas.
El motivo principal de este cambio normativo es rotundo: cada año mueren alrededor de 25 personas a causa de atropellos en carretera tras bajar del vehículo para colocar los triángulos. La V16 conectada permite señalizar una avería sin salir del vehículo y, simultáneamente, enviar la ubicación del coche inmovilizado a la plataforma DGT 3.0, que comparte esa información con navegadores, apps de movilidad y paneles de tráfico.
El director general de Tráfico, Pere Navarro, lo resume así:
“La implantación de la V16 conectada supone un salto adelante y nos sitúa como referentes europeos en seguridad vial. Permite señalizar sin salir del vehículo, evita riesgos innecesarios y aporta información vital a los demás usuarios de la vía”
En países como Reino Unido los triángulos ya se han prohibido en vías de alta capacidad por el riesgo que suponen. España sigue esa línea con una solución más avanzada: visibilidad física y visibilidad digital.
Un dispositivo sencillo, autónomo y homologado
La V16 conectada no requiere aplicaciones, no depende del teléfono móvil y no conlleva cuotas adicionales. Estas balizas incluyen SIM integrada con 12 años de conectividad garantizada por normativa, cobertura IoT especializada y chip GPS propio, todo sin configuraciones ni registros de usuario
La DGT recuerda, además, que solo son válidos los modelos homologados por IDIADA o LCOE, visibles en el listado oficial disponible en su web.
Los 10 bulos que la DGT desmiente (y por qué son falsos)
La nota de prensa recopila la desinformación más repetida en redes, acompañada de explicaciones claras para desactivarla. Estos son los principales bulos:
- “La V16 no será realmente obligatoria” — FALSO
El Reglamento General de Vehículos fija la obligatoriedad a partir del 1 de enero de 2026.
- “La V16 me geolocaliza todo el tiempo/envía mis datos personales” — FALSO
Solo transmite posición cuando se activa. No identifica usuarios ni matrículas.
Los datos son anonimizados, tal y como ha confirmado la Agencia Española de Protección de Datos
- “Cualquier V16 conectada sirve” — FALSO
Solo valen las certificadas por IDIADA o LCOE y registradas por la DGT
- “Necesita una app o un móvil para funcionar” — FALSO
Funciona de forma autónoma gracias a su SIM integrada. No requiere emparejamientos.
- “Habrá que pagar una cuota por la conectividad” — FALSO
No existe cuota. Los 12 años de conectividad son obligatorios y vienen incluidos.
- “No funciona en túneles o zonas sin cobertura” — FALSO
Usa redes IoT de alta penetración. Y si ni siquiera estas están disponibles, sigue funcionando como señal luminosa.
- “La V16 llama al 112 o a la grúa” — FALSO
Solo señaliza y envía ubicación. Las llamadas las debe realizar el conductor.
- “Los triángulos siguen siendo más seguros” — FALSO
Colocarlos obliga a bajar y caminar por la calzada, aumentando de forma crítica el riesgo de atropello.
- “Si viajo al extranjero tendré que usar triángulos” — FALSO
Para vehículos españoles, la V16 es válida en todos los países firmantes de la Convención de Viena.
- “Multas de hasta 30.000 euros por no llevarla” — FALSO
La sanción es leve: 80 euros, igual que antes por no llevar triángulos.
Una llamada al rigor informativo en plena era de los bulos
La DGT insiste en la importancia de informarse únicamente a través de fuentes oficiales, especialmente cuando la desinformación —muchas veces nacida para generar ruido, clics o polémica— afecta a la seguridad vial de millones de personas.
En un contexto donde voces sin respaldo técnico intentan restar legitimidad a esta tecnología, la institución subraya que la V16 no es un capricho ni un negocio, sino una herramienta para evitar atropellos en carreteras, mejorar la gestión del tráfico y modernizar los sistemas de aviso de emergencias.
La transición desde los triángulos no es solo normativa: es un paso hacia una movilidad más segura, conectada y transparente.
















