La protección y el bienestar animal se han convertido en uno de los ámbitos emergentes para la seguridad local. Con la entrada en vigor de nuevas normativas estatales y autonómicas, la ciudadanía exige a las Policías Locales una atención especializada, rápida y eficaz. Sin embargo, la pregunta clave sigue siendo si, en términos generales, las Policías Locales españolas están prestando la atención que requiere esta problemática.
La respuesta muestra un panorama heterogéneo y desigual, marcado tanto por avances significativos como por carencias estructurales. Vamos a analizar esta situación poco a poco.
Para empezar, diremos que el ordenamiento jurídico vigente otorga a los ayuntamientos la responsabilidad del control y protección de los animales domésticos y urbanos, lo que sitúa a la Policía Local como primera autoridad ante abandonos, maltrato, conflictos de convivencia, decomisos, animales potencialmente peligrosos o gestión de colonias felinas.
Pese a ello, en muchos municipios:
- No existen unidades, ni tampoco formación específica obligatoria.
- Hay un grave déficit de dotación material, faltan transportines, lazos, microlectores, EPIs y lugares adecuados para la guarda eventual de animales.
- No existe un procedimiento claro que guíe la actuación policial.
La valoración general que se puede hacer es que, en la mayor parte de los municipios, las Policías Locales actúan, pero no siempre con la preparación o los medios necesarios. La sensibilidad hacia la protección animal es creciente, pero todavía está muy lejos lejos de ser homogénea y suficiente. Las diferencias entre municipios y comunidades autónomas pueden ser muy acusadas, creando una sensación de “lotería territorial” para los ciudadanos y animales afectados.
Buenas prácticas: modelos que sí funcionan
A pesar de las dificultades, existen ejemplos de alto nivel profesional que están marcando la tendencia que el conjunto de las Policías Locales deben seguir. Citemos algunos ejemplos.
▪ Unidades específicas de protección animal. Ciudades como Barcelona, Málaga, Zaragoza, Valencia, Elche (Alicante), Fuenlabrada (Madrid) o varias capitales de Canarias cuentan con unidades especializadas que realizan inspecciones sistemáticas, intervenciones complejas, trabajan siguiendo procedimientos y coordinan actuaciones con otros servicios municipales.
En algunos casos, estas unidades suponen verdaderos referentes para el conjunto de los servicios policiales.
▪ Trabajo a través de procedimientos estandarizados. Algunos municipios están trabajando con procedimientos estandarizados que incluyen: actuaciones ante abandono o animales heridos, pautas claras para denuncias e incautaciones, coordinación directa con otros servicios municipales implicados y gestión regulada de las colonias felinas.
Cuando estos protocolos existen, la calidad de la respuesta policial mejora de manera notable.
▪ Formación especializada continua. En diversos municipios se está impartiendo formación obligatoria a: agentes patrulleros, mandos, así como a los componentes de las unidades especializadas.
Los cursos suelen incluir materias como: legislación, manejo seguro, bienestar animal, agresividad canina y documentación administrativa.
▪ Colaboración con protectoras y veterinarios. En diversas ciudades la cooperación con estas entidades está normalizada y facilita: la acogida inmediata de animales incautados, el asesoramiento veterinario y la gestión de las colonias felinas controladas.
El reto sigue siendo que esta experiencia se extienda de manera homogénea al resto de municipios españoles.
















