La agente de la Policía Local Verónica Vicent Baquero, retirada en marzo de 2024 tras sufrir una lesión medular y víctima directa de la DANA que afectó a la Comunitat Valenciana, compareció recientemente ante la comisión del Congreso de los Diputados que investiga la tragedia, en la que fallecieron 237 personas. Verónica, agente de la Policía Local de L’Eliana (Valencia), fue condecorada con la Medalla de Plata a la Educación Vial en los VIII Premios Nacionales a la Seguridad y la Educación Vial para las Policías Locales, otorgados por Unijepol en colaboración con la FEMP y la DGT.
Durante su intervención, Vicent expresó su decepción con la gestión política de la emergencia por parte de la Generalitat Valenciana, entonces presidida por Carlos Mazón, y afirmó sentirse “defraudada” con el Partido Popular y Vox por lo que consideró una falta de respuesta y liderazgo en un momento crítico para la ciudadanía. “El deber de un responsable público es proteger a su población. Pero en esta ocasión, se nos abandonó”, afirmó la exagente.
Aunque se encontraba retirada, Vicent relató cómo el día de la DANA decidió intervenir por iniciativa propia ante la magnitud de la catástrofe, ayudando a sus vecinos durante horas en condiciones extremas y sin medios adecuados. “Improvisamos, como pudimos, para salvar vidas”, relató emocionada.
Su testimonio, cargado de humanidad, recordó también las imágenes que marcaron aquel día: la impotencia ante las pérdidas humanas, especialmente la de una niña arrastrada por la riada, un recuerdo que —dijo— “nunca se borra”.
Un precedente operativo que no se aplicó
Con experiencia en formación y simulacros de emergencias desde los 17 años —cuando fue monitora en campamentos del Ministerio de Defensa—, Vicent recordó el simulacro de seísmo de 2014 en Valencia, conocido como el ejercicio de “Luñol”, en el que participaron autoridades autonómicas y estatales.
En aquel escenario ficticio, se simulaba un terremoto de 6,3 grados con 300 víctimas mortales. El ejercicio contemplaba la declaración del Nivel 3 de emergencia nacional y la activación de la Unidad Militar de Emergencias (UME) como estructura de mando operativo.
En este sentido, Vicent planteó una reflexión crítica: “En 2014 se movilizaron tres batallones para un simulacro. Diez años después, cuando la tragedia fue real, no se aplicó un protocolo similar.” Una observación que evidencia, según la agente, la desconexión entre la planificación teórica y la respuesta real ante emergencias de gran magnitud.
La necesidad de liderazgo y ejemplo institucional
Lejos de centrar su testimonio en la crítica personal o política, Vicent defendió la necesidad de aprender de los errores y de que las instituciones asuman su responsabilidad en la gestión integral de catástrofes.
“No busco reproches. Busco que se aprenda. Si vuelve a producirse una DANA, nuestros responsables deben ser ejemplo, actuar y legislar con visión de futuro”, afirmó. Vicent concluyó su intervención con un mensaje de vocación de servicio y mejora continua:“Ser mejor que ayer, pero peor que mañana. Ese debería ser nuestro compromiso, también en emergencias.”
La comparecencia de la agente finalizó con la lectura de una carta de Juan, un vecino que perdió a su esposa y a su suegra durante la catástrofe. En su mensaje, reclamó empatía, disculpas y medidas reales para que tragedias así no vuelvan a repetirse.
Tanto su carta como el testimonio de Vicent convergen en una misma idea: España debe consolidarse como un país modélico en gestión de emergencias, donde la coordinación interinstitucional, la anticipación y la comunicación eficaz sean ejes fundamentales de actuación.
El relato de Verónica Vicent Baquero no solo es el testimonio de una víctima y servidora pública; es también una llamada a la reflexión profesional. Su intervención recuerda que la seguridad y la protección civil no se improvisan, se planifican. Y que la eficacia operativa debe ir acompañada siempre de liderazgo político y compromiso humano.

















