El Diario La Voz del Sur ha publicado una interesante historia que en realidad son dos: la de la Policía Local de la capital gaditana y la de José Rafael Fernández, autor del libro “Hablando de la guardia municipal y serenos en Cádiz”, un policía local jubilado. Por su interés, hacemos un extracto de esta publicación.
La historia de una ciudad también se escribe desde sus esquinas, en la cercanía diaria entre vecinos y quienes velan por su seguridad. En Cádiz, esa historia tiene nombre propio desde 1836: el de su Guardia Municipal, hoy Policía Local, considerada por muchos la más antigua de España. Este legado, disperso durante décadas en archivos, hemerotecas y recuerdos personales, ha sido reunido ahora en un solo volumen gracias al empeño casi vocacional de un expolicía: José Rafael Fernández.
Su libro, Hablando de la guardia municipal y serenos en Cádiz (Editorial Cazador, 344 páginas), no es solo una obra histórica. Es también un ejercicio de memoria colectiva, un viaje por casi dos siglos de servicio público, desde los primeros serenos hasta las patrullas modernas.
1836: el origen de una institución pionera
Según documenta la obra, y como su autor se empeña en subrayar, la Policía Local de Cádiz fue fundada el 10 de mayo de 1836, en un momento en el que no existía aún ningún cuerpo similar en el resto del país. Aquel primer embrión de guardia municipal nació para garantizar el orden en una ciudad marcada por el comercio, el trasiego portuario y una intensa vida social.
Desde entonces, su historia discurre en paralelo a la de Cádiz: los bandos municipales del siglo XIX, las rondas nocturnas junto a los serenos, la lucha contra el contrabando por la provincia, los cambios políticos, las tragedias y los avances sociales. En sus páginas aparecen desde un bando de 1884 que prohibía la mendicidad hasta imágenes de las primeras plantillas uniformadas.
La Policía Local gaditana atravesó también los episodios más oscuros del país. Los tiroteos de julio de 1936, nunca del todo esclarecidos, marcan un capítulo trágico. Décadas después, llegarían otras pérdidas en acto de servicio, como la de Francisco Álvarez, fallecido en 1966 tras salvar a una niña en la playa Victoria, o la de Juan Luis García de Quirós, arrollado en 1983 mientras auxiliaba a un conductor bajo la lluvia en Cortadura.
De Isabel II a la patrulla verde
El recorrido histórico que ofrece el libro es casi enciclopédico. Desfilan por sus páginas figuras como Isabel II o Manuel de Falla, las rondas con salacot, la llegada de la primera grúa municipal, los dispositivos de escolta en los años del terrorismo de ETA, los crímenes pasionales que conmocionaron a la ciudad y la entrada de las primeras mujeres en el cuerpo entre 1975 y 1981: Isabel, Mercedes, Araceli y Paloma.
También aparecen apodos y nombres que forman parte de la memoria popular: “El Brillantina”, Rosón, Machuca o Federico Fuertes. Y se reivindica incluso el término coloquial “queu”, aceptado por el propio autor como una muestra de la cercanía histórica entre ciudadanía y agentes.
José Rafael Fernández: de agente a guardián de la historia
Detrás de esta exhaustiva recopilación está José Rafael Fernández (Cádiz, 1956), quien ingresó en la Policía Local el 1 de julio de 1980 y se jubiló en marzo de 2013, tras casi 33 años de servicio. Él mismo reconoce que llegó al cuerpo “por pura supervivencia”, pero con el tiempo descubrió algo más profundo: la vocación de servicio.
“Cuando te pones el uniforme y andas por las calles, sientes lo que es ayudar a tus conciudadanos”, explica. Una huella que, según dice, no se borra ni siquiera con la jubilación: “Queda como un doctorado”.
Ese poso vital fue el que, en 2019, despertó su curiosidad investigadora. Empezó a bucear en el Archivo Histórico Municipal, a digitalizar documentos, a ordenar fechas. Un año después, compartía parte de esos hallazgos en redes sociales, creando en Facebook un espacio de encuentro entre antiguos agentes, familiares y aficionados a la historia local.
Lejos de presentarse como historiador, Fernández insiste en que su objetivo nunca fue personal: “El libro no es para sacar mi nombre. No me considero escritor, autor ni investigador. Solo quiero que se reconozca a la Policía Local de Cádiz como la más antigua de España”.
Para él, el mérito es compartido. Reconoce el trabajo previo de compañeros como Manuel de la Flor o Rafael Izquierdo, de periodistas, fotógrafos, autores de estudios anteriores y del equipo de la Universidad de Cádiz que colaboró en la exposición de 2018 por el 180 aniversario del cuerpo. Su logro, dice, ha sido reunirlo todo, ordenarlo, ampliarlo y darle unidad.
De los legajos al presente
El resultado es un retrato fiel de la vida cotidiana de Cádiz a través de su policía: una sucesión de datos, nombres, anécdotas y documentos que construyen una historia casi día a día. Desde el primer uniforme hasta las fotografías del siglo XX, desde los serenos hasta los conflictos más recientes.
El propio autor reflexiona también sobre el presente. No habla de desprestigio, pero sí de un cambio profundo en la relación entre policía y ciudadanía. La cercanía de antaño, lamenta, ya no es la misma. Episodios recientes de violencia contra agentes, como los ocurridos en la playa de Santa María del Mar, refuerzan su sensación de que “la sociedad ha cambiado” y con ella el concepto de autoridad.
Con Hablando de la guardia municipal y serenos en Cádiz, la historia de la Policía Local deja de estar dispersa entre legajos y recuerdos sueltos para convertirse en un relato completo, accesible y profundamente humano. No es solo la crónica de un cuerpo policial, sino también la de una ciudad que ha cambiado con él.
Y, sobre todo, es el testimonio de cómo la pasión de un solo ciudadano —un “queu” jubilado— ha conseguido preservar casi dos siglos de memoria gaditana para las generaciones futuras.
