El reciente puente de la Constitución e Inmaculada ha dejado un balance provisional profundamente negativo en las carreteras españolas. Trece personas han perdido la vida en once accidentes mortales registrados entre las 15:00 horas del viernes 5 de diciembre y las 20:00 horas del lunes 8, según los datos facilitados por la Dirección General de Tráfico. Estas cifras no incluyen los siniestros ocurridos en Cataluña, el País Vasco ni en zonas urbanas, por lo que podrían incrementarse en las próximas horas.
El sábado se convirtió en la jornada más trágica, con seis víctimas mortales y cinco heridos, seguido del domingo, que registró tres fallecidos y seis heridos. El viernes dejó dos muertes y dos heridos, mientras que el lunes, hasta el cierre provisional de la operación a las 20:00 horas, se contabilizaron otras dos víctimas. La operación retorno se extendió hasta la medianoche y, durante todo el día, continuaron las retenciones en los accesos y salidas de los principales núcleos urbanos debido al elevado volumen de desplazamientos.
La DGT había previsto cerca de 5,7 millones de movimientos por carretera durante este largo fin de semana. El buen tiempo acompañó a los conductores y facilitó la movilidad, pero también contribuyó al aumento masivo de vehículos, generando una combinación que ha terminado reflejándose en un balance especialmente duro. Pese a las condiciones favorables, la siniestralidad ha mostrado un repunte que invita a la reflexión.
Este artículo se publica el miércoles con datos aún provisionales, susceptibles de variar conforme se actualicen los registros oficiales. Cuando se conozcan cifras definitivas, serán incorporadas para ofrecer una imagen completa de lo ocurrido.
Las pérdidas humanas registradas a lo largo de este puente nos obligan a insistir en un mensaje claro y necesario. Se acercan fechas de gran movilidad con motivo de las fiestas navideñas y la prudencia al volante debe ser absoluta. Las condiciones meteorológicas pueden ayudar, pero no sustituyen la responsabilidad individual. Cada desplazamiento requiere atención, paciencia y respeto a las normas, porque detrás de cada cifra hay vidas truncadas y familias marcadas para siempre.
















