El hombre, de origen guineano, fue reducido por los agentes que intentaban evitar que grabara con su teléfono móvil una intervención policial en la plaza Nelson Mandela, y el golpe lo dejó sin conocimiento.
En una noche en la que se produjeron diversos conflictos callejeros con patrullas policiales, la Policía Nacional procedió a la identificación y registro rutinario de un pequeño grupo de jóvenes en una céntrica plaza. Con posterioridad se produjo una intervención policial para acabar con una riña en el mismo lugar. Ambos hechos derivaron en una situación de hostilidad hacia los agentes, que pidieron refuerzos. Se desplegó un dispositivo de unos 50 agentes y todo aquello terminó con la detención de cuatro personas ―dos guineanos, un senegalés y un español― y con cuatro agentes heridos leves.
Cuando el migrante grababa con su móvil la actuación policial en la plaza de Nelson Mandela, los agentes le pidieron que se identificara, lo que no pudo hacer, por lo que le informaron que debía acompañarlos a comisaría. En un momento dado, los agentes lo tiraron al suelo para inmovilizarlo y esposarlo, lo que le dejó sin conocimiento.
Varios testigos de esta detención grabaron lo sucedido y, mientras el joven permanecía inconsciente en el suelo, comenzaron a increpar a la policía, afeándoles la violencia con la que se habían desempeñado, al tiempo que reclamaban asistencia médica para el detenido que, finalmente, fue introducido sin haber recuperado todavía el sentido en un coche patrulla.
Al examinar el caso, la jueza del juzgado de Instrucción número 6 declaró que uno de los arrestos, el de un hombre de 26 años y de nacionalidad guineana, fue ilegal y que la Policía Municipal “se extralimitó en su actuar”, por lo que ordenó su puesta en libertad. Además, la jueza ordena la apertura de un procedimiento para determinar si los agentes pudieron haber cometido delito. La jueza se basó en la visión de numerosos vídeos que sobre la detención se aportaron desde distintos ángulos y que fueron grabados por diversos testigos presenciales.
Pero esta persona no fue la única que fue detenida por grabar imágenes de la actuación policial en Lavapiés, si bien fueron puestos en libertad casi de manera inmediata al llegar a comisaría. No sucedió lo mismo con este joven, por cuyo estado de salud se preocuparon miembros de la Fundación Raíces, organización privada sin ánimo de lucro para la atención a personas vulnerables.
Fue el detenido, de hecho, quien solicitó la asistencia jurídica de la Fundación Raíces, con la que tiene relación desde 2018, cuando llegó a España siendo menor de edad. Tras comprobar el jueves que se encontraba bien, esta organización lo ayudó a presentar un habeas corpus, recurso legal que permitió al detenido comparecer ante un tribunal para determinar lo legal o no de su detención, tras lo que el juzgado ordenó su liberación inmediata. Como consecuencia del arresto, el joven sufre una luxación de hombro, golpes por todo el cuerpo y contracturas que hacen que le cueste respirar, aunque no tiene fracturas graves, según Fundación Raíces.
Vídeo publicado por la cadena SER a continuación: