El policía local de Santanyí (Mallorca) acusado de propinar una paliza a su pareja sentimental permanece apartado del servicio, pero las fuentes consultadas indicaron que «en el mismo momento en el que sea condenado en firme por malos tratos será expulsado de la plantilla de la Policía Local de Santanyí”».
La primera prioridad de sus jefes, nada más tener conocimiento de la agresión machista, fue retirarle el arma reglamentaria. Las diligencias policiales las instruye el cuartel de la Guardia Civil de Campos, que es donde se interpuso la denuncia el pasado viernes.
Asimismo, este periódico ha podido saber que la familia de la víctima se ha trasladado a Mallorca para arroparla y su entorno sostiene que «está hundida». La mujer no es mallorquina y en la Isla no conocía a demasiadas personas, lo que tuvo su peso en la negativa inicial de denunciar a su pareja policía.
El hospital donde fue atendida también activó de oficio el protocolo en casos de violencia de género, que incluye, entre otras medidas, la comunicación inmediata con la Policía Nacional o la Guardia Civil. La mujer acudió al centro con una amiga, que fue la que contó que en realidad no había sufrido un accidente, sino que había sido agredida.
Las lesiones que presentaba eran graves: tenía golpes en la cara, con hematomas en los labios y un ojo, así como una costilla fracturada, otra muy dolorida, y una fuerte contusión en la espalda. Según parece, fue golpeada y arrojada contra una pared.
