La Policía Local de Oviedo estrenará este mes el simulador táctico denominado «Octopus», un innovador sistema de entrenamiento, basado en la realidad virtual, que permite generar experiencias inmersivas y mejorar la preparación de los agentes para enfrentarse a situaciones de alto riesgo sin necesidad de utilizar munición real y bajo la supervisión de un instructor.
Este sistema de formación ya está siendo utilizado por el Ejército español, por empresas de seguridad privadas o por otros cuerpos de policiales de ciudades importantes del sur de España, pero la Policía Local de Oviedo será la primera en incorporarlo en toda la cornisa cantábrica.
Dentro del simulador «Octupus» hay varios módulos de entrenamiento, desde una galería de tiro virtual tradicional, hasta simulaciones de registros de vehículos o detenciones o intervenciones en la calle.
Los escenarios son aleatorios, con víctimas y agresores activos, y el agente tiene que enfrentarse a la toma de decisiones en el acto con un alto nivel de estrés. «Antes de empezar se hace algo de ejercicio físico para subir las pulsaciones y comenzar la simulación en un estado similar al que se viviría en una situación real», explica Rodrigo Rodríguez, uno de los cuatro agentes que han recibido la formación necesaria para formar a sus compañeros.
Para participar en el entrenamiento sólo hace falta colocarse un casco de realidad virtual e ir equipado con el chaleco y el resto de equipamiento policial. Las armas que se usan son réplicas de las pistolas reglamentarias de los policías, con sensores de posicionamiento.
La digitalización de los escenarios en los que se desarrollan los ejercicios está tan lograda que los agentes se meten de lleno en el papel. «Las situaciones son hiperrealistas y el sonido envolvente. Los ejercicios suelen comenzar con un aviso a la emisora del agente en el que se le pone al tanto de la situación. Por ejemplo, se le avisa de que en el interior del piso hay una persona peligrosa con un cuchillo», cuenta Rodríguez: «El agente tiene que entrar en la casa, mirar detrás de las puertas y recorrer las habitaciones con el arma en la mano sin saber con lo que va a encontrarse», añade.
Situaciones imprevisibles
Cada situación es diferente. En el mejor de los casos, el policía de prácticas puede localizar al supuesto delincuente y dirigirse a él a una distancia prudencial. «La Inteligencia Artificial del programa es capaz de detectar el tono de la voz del agente. La reacción del sujeto no es igual si le hablas con autoridad que si lo haces con miedo. No obstante, puede reaccionar de cualquier forma y hay que estar preparado», señala Rodríguez. Por ejemplo, atacando al policía con el cuchillo. «En este caso hay que actuar y velar por tu vida, llegas a creerte que te pueden matar. Aún así, si el policía actúa correctamente también puede que el sospechoso se entregue sin que haga falta disparar», añade.
Tras cada sesión, el sistema genera estadísticas detalladas sobre tiempos de reacción, precisión o capacidad de respuesta, permitiendo a los instructores ajustar los entrenamientos según las necesidades individuales de cada agente.
La zona de entrenamiento se va a instalar en una de las salas de la jefatura de Policía Local. En realidad sólo se necesita un espacio diáfano con el suelo acolchado, una pantalla de cincuenta pulgadas para que los instrucciones vean lo que también está viendo el agente y un potente ordenador que soporte el programa. La inversión ronda los 20.000 euros.