Como en tantas otras actividades profesionales, el trabajo de los policías locales tiene amplias zonas de actividades que son plenamente rutinarias y que se repiten con insistente frecuencia. Este es el caso de los muy habituales avisos que en las salas de mando y control de las policías locales se reciben de las empresas de seguridad privada encargadas de la vigilancia de los centros educativos dependientes del municipio, dando cuenta de que en un determinado centro se ha producido un salto de alarma en una concreta zona.
En un elevado número de ocasiones, el incidente se resuelve mediante el envío al lugar de una patrulla, cuyos integrantes hacen una inspección externa del edificio y sus accesos de entrada, y tras comprobarse la apariencia de normalidad en puertas y ventanas del edificio se reporta el aviso como de falsa alarma, la empresa de seguridad resetea el sistema y se da por concluida la incidencia.
En la sala de mando y control de la Policía Local de Marbella, municipio malagueño de la Costa del Sol, que cuenta con 150.000 habitantes, debió tomarse con esta habitualidad, cuando sobre las 04.50 horas del pasado día 23 de enero, la empresa de seguridad encargada de la vigilancia de los centros educativos informó de que había saltado la alarma en el Colegio Santa Teresa, sito en el número 4 de la calle Magallanes del municipio marbellí.
La patrulla de policía local a la que se le reportó el aviso se desplazó hasta el centro educativo pensando en una nueva rutina, y fue a su llegada cuando lo rutinario comenzó a dejar de serlo. Los policías informaron de que se observaban luces encendidas en el interior del centro educativo, y que habían avistado a un varón vestido con ropas de color negro y que procedían a entrar al recinto para tratar de identificar a esta persona.
El presunto asaltante del edificio, al percibir la presencia de los policías, introdujo en una mochila unos objetos y trató de darse a la fuga saliendo por un lateral contrario a donde se encontraban los policías y saltando desde una ventana. Debido a la considerable altura de la planta del colegio en la que se encontraba, optó por saltar a una farola con propósito de descender por ella, con tan mala fortuna que la farola cedió y cayó al suelo junto a la persona que había saltado.
Al oír el fuerte estruendo, los policías acudieron al lugar viendo la farola caída en el suelo y junto a ella la persona vestida de negro y una mochila en cuyo interior había varios ordenadores. Tras dar aviso a los servicios sanitarios, la persona lesionada, que resultó ser un joven de 25 años, de nacionalidad kazajistaní, fue trasladado al Hospital Comarcal de la Costa del Sol, donde quedó ingresado en estado crítico.
Desgraciadamente, en esta ocasión, la rutina devino en tragedia.