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La policía coruñesa repasa anualmente con las personas con discapacidad intelectual las normas de seguridad vial

Buenas prácticas, Portada
La mayoría no conduce vehículos a motor, alguno sí se desplaza en bicicleta y más de uno reconoce haber sufrido un atropello. Agentes como Diego Someso les visitan cada año para instruirles en educación viaria. Los mayores riesgos estriban en el uso del móvil y en el exceso de confianza ante un paso de peatones.

Redacción Galicia.– Hace más de una década que la policía municipal de A Coruña se acerca cada año al colectivo de personas con discapacidad intelectual de Adcor para aleccionar a sus miembros sobre las normas de seguridad vial. Es un grupo vulnerable en lo relativo al tráfico y, aunque la mayoría no conduce vehículos, alguno admite haber sufrido algún atropello. Gracias a estas sesiones cada vez son más prudentes, por lo que debiera cundir el ejemplo en todos los ayuntamientos para acercar la labor policial, en su vertiente de prevención, a las personas con mayores vulnerabilidades.

Marga Barrera, la coordinadora de centros y servicios de Adcor, recuerda que este acercamiento con la policía se inició “a través del programa municipal Coruña Educa, que organiza diferentes talleres educativos, entre ellos los de Educación Vial”. El objetivo es que sus usuarios conozcan bien las normas “y con ello adquieran mayor autonomía en sus desplazamientos por la ciudad”. Ella anima a más colectivos a acercarse a los agentes, porque “se adquiere mayor conocimiento y confianza en la labor de la policía en nuestra vida diaria”.

Con estas charlas anuales, los usuarios de la Fundación Adcor conocen y repasan las normas, como señala Barrera, principalmente aquellas que tienen que ver con “circular por la acera, cruzar por los pasos de peatones, asegurarse de que los conductores te han visto y que paran, respetar los semáforos, utilizar el cinturón de seguridad cuando viajan como pasajeros de algún vehículo, además de no usar el teléfono móvil al deambular o tener cuidado con el uso de los auriculares”.

El programa Educa Coruña está dirigido al ámbito educativo y se amplía a otros colectivos y entidades, adaptando el nivel a las características y necesidades de cada grupo al que se dirige.  La pedagoga Mari Piñeiro Domínguez lleva casi 30 años trabajando en Adcor, donde los integrantes acuden cada día, de 9 a 17 horas, comiendo en el centro y realizando todo tipo de talleres de manipulados. Ella señala que algunas tardes los instructores refuerzan las enseñanzas de educación vial, “incluyendo salidas muy seguras para hacer prácticas a fin de que aprendan a cruzar bien, cerciorándose antes, mirando a ambos lados o evitar que crucen corriendo”. En su opinión, el teléfono móvil llegó con la ventaja de que los usuarios están más localizados por sus familias, pero tiene la contrapartida de que ellos se despistan con el terminal, mientras caminan, aspecto sobre el que son frecuentemente prevenidos.

Testimonios de los usuarios

“La gente hace burradas por culpa del móvil”, admite uno de los usuarios, de 58 años, que llegó a conducir bicicletas, pero ningún otro vehículo. Para otro de los integrantes resulta imprescindible esperar hasta estar seguro de cualquier movimiento en la calle y es él el que le recuerda las normas a seguir a su propio padre, cuando éste conduce. Otro, de 40 años, señala que llegó “al colectivo cuando tenía 22 años. Por aquel entonces sufrí un atropello. Afortunadamente no me causó lesiones. El conductor paró y me preguntó si estaba bien y si era necesario avisar a la ambulancia y le dije que no”. Como el suyo hay más casos, afortunadamente leves. Otro incide en la importancia de “hacerse ver por la noche con reflectantes”, porque en su caso, acostumbra a “vestir de negro y a pasear el perro en horario nocturno, por una zona sin apenas arcén”.

Experiencia para el policía y premios

Para el inspector de policía coruñés Diego Someso, este contacto con Adcor ha sido una de las mejores experiencias que ha vivido en su carrera profesional. Su dedicación en Educación Vial le llevó a ponerse en contacto con todo tipo de asociaciones vecinales y con colectivos con necesidades educativas especiales. Más recientemente, abrió estas charlas a los mayores de 65 años, abordándolas a modo de taller de memoria y valiéndose, entre otros recursos, de fotografías antiguas de A Coruña que muchos de ellos reconocen.

Uno de los primeros casos para el que le pidieron ayuda, desde un centro de desarrollo infantil, fue para inculcarle normas de seguridad a un niño con autismo, que tenía una especie de obsesión por irse hacia los coches, aunque tuviera que atravesar varios carriles. Una de las ideas que se le ocurrió a Someso para evitar el riesgo, fue que el niño hiciese de policía junto a él, a fin de que le quedaran muy claras las reglas. “Durante una semana, él me iba haciendo una lista de las personas que cruzaban mal” en una de las principales arterias de la ciudad y la técnica “funcionó muy bien, tanto con él, como con su hermana y el tema creo que se solucionó”, recuerda el inspector. Someso se dio cuenta entonces del impacto que tenía la policía, por eso extendió las charlas a todo tipo de colectivos, como el de Aspanaes y el centro de educación especial Nuestra Señora del Rosario. “Aunque en un inicio se impartían en un aula, pronto les llevé a que conociesen por ejemplo la sala de pantallas y mediante rutas por la ciudad, les iba explicando los temas de accesibilidad, por qué es tan importante que haya pasos rebajados y por qué tienen ese relieve en el firme para las personas invidentes o por qué hay que ayudar a los mayores a cruzar; lo importante fue darles el papel protagonista como adultos que son y personas autónomas, para que se dieran cuenta de que habría niños que se fijan en lo que ellos hacen”, puntualiza.

A los niños, Someso les transmite tres pautas: la primera, la autoprotección, que tiene que ver con la figura de proximidad del policía; que tengan claro que el policía está para ayudar y solventar problemas por ejemplo si se pierden. La segunda pauta está relacionada con cómo moverse por la ciudad adecuadamente, reconocer las señales, respetar las normas y en tercer lugar se habla de las rutinas, “cómo viajar en autobús, el uso de cinturón y de los sistemas de retención, bajar por el lado de la acera, etc.”. Estas pautas se adaptan a las personas con diversidad cognitiva, por ejemplo, al dirigirse a las personas sordomudas: “Les hacemos ver que un aspecto del trabajo policial es el de informar, asistir y acompañar y una de las técnicas de aprendizaje utilizadas con ellos es la del ‘rol play’ o juego de intercambio de roles”, objeta. Someso aprovecha también para preguntar a este tipo de usuarios qué mejoras harían en accesibilidad y algunas de sus propuestas las traslada y acaban materializándose. Aparte, la prevención de accidentes es otro de los objetivos que persiguen estas sesiones y para ello, el inspector realiza con ellos prácticas en la vía pública.

En definitiva, para Someso este acercamiento resulta “muy, muy bonito”. Incluso sus compañeros le dicen que tiene el mejor trabajo del mundo. “Estas charlas, que duran entre 60 y 90 minutos, están entre lo mejor que me ha pasado”, reconoce. La labor desempeñada por él en A Coruña ha obtenido en 2023 el premio a las Buenas Prácticas de Policía Local en Educación Vial que conceden la Unión Nacional de Jefes y Directivos de Policía Local (Unijepol), en colaboración con la Federación Española de Municipios y Provincias (Femp) y la Dirección General de Tráfico (DGT).

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