En la capital de Euskadi, Vitoria (Álava), nadie da crédito a lo ocurrido con la actuación de uno de los agentes más veteranos de la Policía Local. Este agente, dos días antes de jubilarse y siguiendo su propia iniciativa, salió a patrullar con el único radar móvil de que dispone este servicio policial y regresó con un total de 205 denuncias en una sola mañana, algo totalmente desproporcionado para esta ciudad.
Se da la circunstancia que, desde el año 2013, la Policía Local de Vitoria tiene reglamentado donde debe colocarse el radar móvil del que disponen, para no acentuar el aspecto recaudatorio y sí en aquellas zonas donde existen problemas de exceso de velocidad y de riesgo de siniestralidad vial. De hecho, todas estas zonas están identificadas con la leyenda “radar” en el pavimento.
Pero ese día y a falta de 48 horas de su jubilación, este agente, incumpliendo la normativa interna de la Policía Local, estacionó el vehículo radar en lugares inesperados para los vecinos, por lo que pudo acabar el servicio con más de dos centenares de denuncias. A pesar de ello, las denuncias son legales, por lo que el procedimiento sancionador seguirá su curso sin que puedan ser retiradas. El cabreo ciudadano es todavía mayor, ya que este agente, decidió colocar el radar en los alrededores de dos polígonos industriales, por lo que la mayoría de denunciados son los trabajadores.
La Policía Local ha comunicado, que tampoco puede hacer nada en lo referente a un posible expediente disciplinario a este agente, ya que actualmente no forma parte de su plantilla, al estar disfrutando de su jubilación. Al menos, nadie guardará de él un buen recuerdo.