Un juzgado de Inca (Mallorca) está investigando al jefe de la Policía Local de Binissalem por un presunto caso de acoso sexual en el ámbito laboral. Una agente del Curpo formuló una denuncia en el pasado mes de febrero ante la Guardia Civil por comportamientos inapropiados y comentarios sexuales sucedidos a lo largo de 2023 y 2024. La policía se encuentra de baja desde principios de 2025 y no ha vuelto a su puesto de trabajo. Ha aportado numerosos partes médicos, así como correos electrónicos y las conversaciones de WhatsApp con su jefe.
Por su parte, el investigado negó los cargos en el juzgado, descartó que tuviera una intención sexual y subrayó que se habían sacado de contexto los comentarios al alegar que eran bromas al ser amigos y por la confianza que ambos se tenían.
La magistrada, tras escuchar las versiones de la denunciante y del jefe de la Policía, ha dictado una orden de alejamiento, prohibiendo al jefe de la Policía Local aproximarse a la agente y comunicarse con ella, “ante la gravedad de los hechos investigados”. La jueza procede a dar “una adecuada protección a la perjudicada”, sin perjuicio de las demás diligencias que deban practicarse.
Atendidas “las especiales circunstancias” que concurren en este caso, al trabajar ambos como policías locales en la misma localidad, la magistrada especifica que deberán establecerse turnos laborales distintos para evitar que la policía y su jefe coincidan en el mismo horario laboral. Por ello, el juzgado ha notificado la medida cautelar acordada al superior jerárquico del investigado, es decir, al concejal de Seguridad del ayuntamiento.
Según se desprende del auto de medidas cautelares, no se entenderá incumplimiento la coincidencia de ambos en los cambios de turno siempre que el hombre no se dirija a la denunciante, si bien, siempre que las circunstancias del servicio prestado lo permitan, “deberá tratarse de evitar dicha coincidencia”.
Designar a un mando como intermediario
La magistrada señala que, al ser el investigado el jefe de la Policía Local, deberá abstenerse de remitir o efectuar cualquier comunicación directa a la denunciante, delegando para ello en un tercero. Por ello, la jueza designa a un intermediario para que la afectada pueda efectuar cualquier comunicación en el ámbito laboral a través de esta persona.
Según detalla la jueza, de la declaración de la denunciante y de los mensajes aportados por ella, se desprende indiciariamente que los hechos pudieran ser constitutivos de un delito de acoso sexual en el ámbito laboral, pues el investigado, “aprovechando su superioridad jerárquica” al ser el jefe de la Policía Local, inició “una serie de comportamientos y comentarios a través de los que le hacía saber su interés en ella, que le gustaba, que le ponía y que quería mantener relaciones sexuales con ella, y llegó a decirle en una ocasión que la paró en un stop que la follaría”.
El auto añade que el jefe de la Policía Local, con la finalidad de obtener favores de naturaleza sexual, la intentaba beneficiar dándole a escoger primero a ella si quería hacer horas extra. Sin embargo, al recibir el rechazo de la agente, quien le dejó claro en distintas ocasiones que no quería tener ningún tipo de relación sentimental con él, empezó a intimidarla con abrirle un expediente disciplinario, así como que podría influir en el proceso en el que se hallaba un familiar en la academia de policía. Todo ello causó en la joven una situación de desasosiego y ansiedad que la llevó a una baja laboral, explica la magistrada.
La versión del jefe de la Policía Local
El investigado se acogió a su derecho a no declarar ante la Guardia Civil, pero en el juzgado de Inca negó rotundamente las acusaciones de acoso y dijo quela agente había malinterpretado sus comentarios porque eran en tono de broma, ya que se tenían confianza y eran amigos.
Varios compañeros que depusieron ante la Guardia Civil negaron haber presenciado ningún episodio de acoso. Según la versión de estos testigos, el jefe en alguna ocasión reprendió a la agente o le llamó la atención de forma justificada y motivada por el incumplimiento de órdenes o cometidos que la denunciante tenía encomendados durante su jornada laboral y que no había realizado.
Por su parte, la afectada aseguró en su denuncia que el acoso sexual se producía estando ambos a solas. Según su versión, a finales de 2022 él empezó a interesarse por ella, le proponía tomar café a solas y le mandaba mensajes de WhatsApp desde su teléfono personal y desde el corporativo. El jefe le hizo saber que se había enamorado de ella, pero la joven le rechazó, según la denunciante.
La versión de la policía denunciante
Otra vez, con la excusa de explicarle técnicas de control y reducción policial, estando ambos a solas en dependencias policiales, él la puso a ella con la cara contra la pared, habiendo contacto físico por parte de él con su espalda, llegando a notar todo su cuerpo y sus partes íntimas, según la denunciante.
Cuando él se enteró de que ella había iniciado una relación sentimental con un guardia civil, le pidió explicaciones con frases como “por qué con unos sí y con otros no; me he enterado de que ganas más desnuda que vestida”. En otra ocasión que ella llevaba vestido o falda porque era verano, le envió un mensaje que le decía “no me vengas más vestida de esta forma”. Según la víctima, él le hacía comentarios con doble sentido como “no me calientes, que te gusta calentar y luego no sabes apagarlo” o él le decía que era rápido en sacar el arma y luego matizaba que era el arma “de fuego, de las que hacen pam pam”. La agente aportó las conversaciones de WhatsApp a los investigadores y también los partes médicos por la ansiedad que ha sufrido en este proceso.