Tras unas semanas de la celebración de la 5ª Edición del Curso de Planificación e Impartición de Talleres Preventivos del Programa Agente Tutor, celebrado en Madrid, llega el momento de la pausa, el análisis sereno y la valoración profunda de una experiencia que ha dejado una huella significativa en los profesionales participantes. Con la distancia justa para observar con objetividad, pero también con gratitud, es necesario recoger ahora las principales conclusiones de una formación que ha vuelto a consolidarse como un pilar estratégico dentro del Programa Marco Agente Tutor.
Este encuentro formativo, impulsado por la Asociación Nacional de Agentes Tutores (ANAT), la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y el Ministerio de Sanidad, a través de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, ha vuelto a confirmar el compromiso firme de estas instituciones con la formación especializada, la elaboración de materiales didácticos de calidad y la actualización continua de los contenidos preventivos dirigidos a agentes tutores.
Más allá de la estructura del curso o del número de horas lectivas, lo que ha marcado esta edición ha sido la comunión entre los participantes, un grupo selecto de agentes tutores procedentes de distintos puntos del país que, durante unos días, compartieron vivencias, preocupaciones, metodologías y enfoques. Esa conexión genuina entre profesionales ha sido, sin duda, uno de los mayores activos de esta edición. La experiencia colectiva vivida ha enriquecido a cada uno de los presentes, generando redes de apoyo y colaboración que trascienden lo formativo y se proyectan directamente en la realidad de sus municipios.
El curso, dividido en cinco módulos, ha contado con un plantel docente de máximo prestigio, cuyas aportaciones han sido tan rigurosas como inspiradoras. En el módulo 1, centrado en los fundamentos clave para la planificación e impartición de talleres preventivos, intervino Ana Blanco García, psicóloga, antropóloga y especialista en formación de formadores, quien ofreció una perspectiva integral sobre el rol del agente tutor como facilitador de procesos educativos.
El módulo 2, dedicado a la prevención del acoso escolar, contó con la participación de Raquel Pastor Vázquez y Rachel Long, expertas en el programa Kiva, referente europeo en la intervención contra el bullying, cuya implementación en España se presenta como una herramienta sólida y contrastada.
En el módulo 3, enfocado en la prevención de drogodependencias, destacaron las intervenciones de Patricia Cuervo Pavón y Pilar Morcillo Cruz, del programa para menores consumidores del CAID de Alcobendas, quienes ofrecieron un modelo de trabajo que combina eficacia técnica con cercanía humana.
El módulo 4, centrado en la prevención de la violencia de género y la promoción de relaciones igualitarias, fue conducido por Estefanía Navarrete Ibáñez, comisaria de la Policía Local de Valencia y directora de la Unidad GAMA, unidad pionera en la protección a mujeres víctimas de violencia y en el abordaje integral desde el ámbito policial.
Por último, el módulo 5, dedicado a la prevención de riesgos y consecuencias del mal uso de las TIC, fue liderado por Silvestre del Río Valero, fundador de la Asociación Educando Proteges, quien puso sobre la mesa la necesidad urgente de herramientas educativas frente a los retos del entorno digital.
La conclusión común entre asistentes y equipo docente es clara: este tipo de formación resulta imprescindible para fortalecer la intervención preventiva en el ámbito escolar. Se ha hecho patente la necesidad de seguir ampliando los contenidos, incorporar nuevas temáticas emergentes y multiplicar las oportunidades de encuentro entre agentes tutores, cuya labor —a menudo invisible— tiene un profundo impacto en la protección de la infancia y la adolescencia.
A partir de esta edición, queda el compromiso compartido de seguir construyendo una formación práctica, innovadora y adaptada a la realidad social actual. En este camino, ANAT, FEMP y el Ministerio de Sanidad seguirán desempeñando un papel esencial como impulsores de conocimiento, generadores de redes y garantes de la calidad formativa del Programa Agente Tutor.
El éxito de esta edición no se mide solo en cifras, sino en la comunidad profesional que se ha tejido, en la complicidad forjada entre agentes y en la certeza de que la prevención, cuando se trabaja desde la cercanía y el rigor, puede transformar realidades.