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Son necesarios cambios en la dotación de armas para las Policías Locales y nuevas medidas de protección

2 DETENIDOS 217 GRS HEROÍNA Y 116 GRS COCAÍNA 094
Opinión

Francisco José Molina Hernández, agente de la Policía Local de Águilas (Murcia) e instructor operador táctico internacional; profesor de Seguridad acreditado por el Ministerio del Interior 

Un policía herido grave en un tiroteo en Sevilla (Isla Mayor -Sevilla- 8 de noviembre de 2025). Tiroteo entre narcos y policías (El Casar de Escalona -Toledo- 9 de noviembre de 2025). Estos son algunos de los titulares que la prensa nos ha dejado recientemente. En ambos casos el denominador común ha sido el recibimiento a tiros que los narcos han dado a los policías, y no lo han hecho con armas cortas o escopetas de caza, no. Ha sido con rifles de asalto, en alguno de los casos con el conocido AK-47.

Recordemos, para los que no entiendan mucho de armas, que el AK-47 es un rifle de asalto de origen soviético, con una munición del calibre 7,62 x 39, con una velocidad de salida de entre 700 y 800 metros por segundo, un gran poder de penetración y una energía de boca de 2.000 julios. En otras palabras, una muy eficaz arma de guerra.

Para nada quiero ser alarmista. Por eso quiero empezar facilitando algunos datos objetivos:

▪        En el informe “Gun violence in Spain: analysing the nexus of firearms and drugs trafficking” (Flemish Peace Institute, Brussels, October 2022) se estima que en el año 2017 había aproximadamente unas 780.000 armas ilegales en España.

▪        La ratio de homicidios por arma de fuego en Europa se estima en torno a 0.3 x 100.000 personas como media. La tasa española es muy inferior, con una tasa de alrededor de 0,105 homicidios x 100.000 habitantes.

▪        Según diversos estudios, se puede afirmar que en España los delincuentes usan armas de fuego con mucha menor frecuencia que en muchos otros países (especialmente que en aquellos con regulaciones de armas más laxas o mayor disponibilidad). No obstante, “menos frecuentemente” no significa “nunca” o “ningún riesgo”: en nuestro país existe tráfico ilegal, confiscaciones e incidentes violentos con arma de fuego. Por ejemplo, el número de armas incautadas se ha visto elevado algunos años.

En resumen, de un lado, en nuestro país (aunque en menor medida que en los países de nuestro entorno) se encuentran armas en la calle en manos de los delincuentes, y no solo pistolas escopetas o rifles de caza, sino también armas de guerra.

De otro lado, se hace oportuno recordar que los primeros intervenientes con estos indeseables son, en inmensa la mayoría de los casos, los patrulleros, bien sean de Guardia Civil, Policía Nacional, Policías autonómicas o Policías Locales. Y, para hacer frente a estos elementos criminales, sólo cuentan con su arma de dotación que suele ser una pistola semiautomática del calibre 9 mm.

¿Se puede pensar que existe una situación de proporcionalidad cuando las patrullas de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad deben enfrentarse con sus pistolas de dotación ante criminales armados con armas de guerra de gran calibre y capacidad de fuego?

Considero que es urgente adoptar medidas al respecto y una de las más urgentes e importantes es dar posibilidad a las Policías Locales de que sean dotadas con armas largas.

También considero que deben adoptarse algunas medidas de autoprotección. Muchas veces no contamos con material adecuado, por ejemplo nuestros vehículos no son resistentes a la penetración de los proyectiles. Y, recientemente pude realizar una prueba balística en las placas de un chaleco de dotación y de seis proyectiles disparados penetraron, atravesando la placa balística, tres de ellos.

Por si todo esto no fuera suficiente, nuestros agentes no cuentan con formación y entrenamiento adecuado para hacer frente a enfrentamientos de esta índole.

Bajo mi humilde opinión pienso que ya es hora de revertir esta situación. Es hora de que se le dé a los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad el amparo que merecen por parte de las leyes, que se les dote de medios para cumplir con sus funciones con seguridad, minimizando al máximo los riesgos, de armamento eficaz, comunicaciones, vehículos y sobre todo formación y entrenamiento adecuado.

En definitiva, que los criminales tengan que cuidarse de los agentes de la ley y no al contrario.

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